Capítulo 297
Capitulo 297: Como Sombra que Acompaña
Aitana sintió un rechazo instintivo.
En el momento en que Lucia agarró su muñeca, Aitana reaccionó como si hubiera recibido una descarga eléctrica, soltando bruscamente la mano de Lucia.
-¿Aitana?
Esta reacción solo sirvió para aumentar las sospechas de Lucia.
Aitana se mordió el labio, ya no podia preocuparse por las apariencias, temerosa de que Lucia
descubriera algo, corrió escaleras arriba.
Al volver a su habitación, Aitana tomó otro baño.
Uso corrector para cubrir las marcas en su cuerpo, aplicando capa tras capa hasta que no quedara ni rastro visible. Solo entonces se puso una prenda y salió de la habitación.
Altana se detuvo en la entrada de la escalera.
No quería encontrarse con Lucia en ese momento.
Pero el alboroto en el vestibulo había atraido a todos los sirvientes de la Villa Valenzuela, incluso a los
trabajadores contratados especialmente ese día.
Si queria identificar a la persona que la amenazaba, no podía dejar pasar la oportunidad de buscar
pistas entre ellos.
-¿Aitana? ¿Qué haces ahi parada? ¡Baja!
La mirada de Lucía hacia Aitana aún estaba llena de sospechas.
Incapaz de evitarlo, Aitana forzó una sonrisa y bajó las escaleras, pero no se acercó a Lucia, en cambio. se sentó en un sofá a cierta distancia.
Lucia la observó pero no dijo nada más.
Recordó las palabras de Valentina, la prioridad era descubrir cómo su abuelo había caido aquel dia.
-He revisado las cámaras de seguridad, pero no hay cámaras en el patio trasero. Si alguno de ustedes vio algo, digalo. La familia Valenzuela ofrecerá una generosa recompensa.
Lucia tentó con la promesa de dinero.
La familia Valenzuela no faltarla a su palabra.
Pero nadie había visto nada, ni se atrevían a inventar.
Cuanda Luzia kiva la produnts Allan
nuca súa mãe nonines haeta nuo la gente haió la cabeza v.
donba ese hombre
nsando en los eventos recientes, un escalofrio recomo el corazón de Aitana.
Viendo la laatst en la mesa de calë trente al sofá, reproduciendo las grabaciones de aquel dia. Aitana
Sus ojos se aron en la pantalla, cambiando de una camara a otra.
Como si quisiera ver cada detalle del vestibulo y del patio delantero ese dia, sin querer pasar por alto
Lucia estaba sorprendida por su dedicación.
Pero desconocia que Atana solo buscaba entre las grabaciones una figura en particular.
Durante los últimos dias, los momentos de lucidez de Altana hablan sido escasos, pero suficientes paral
cordar la silueta de ese hombre, segura de que lo reconoceria con solo verlo otra vez.
Atana se tue sintendo cada vez más desilusionada. Habia buscado durante mucho tiempo en las grabaciones de seguridad, sin lograr encontrar esa figura esquiva. Al final, una sensación de impaciencia empezo a crecer en su interior. ¿Cómo era posible? ¿Cómo podia ser que no hubiera rastro alguno Con una mezcla de incredulidad y tenacidad, Aitana revisó el último video de seguridad y, sin
arse por vencida, volto a empezar desde el primero, repasándolos toda una vez más. Pero, el resultado fue el mismo nada. Un nudo de frustración se formaba en su garganta.
Atana, ¿Qué estás buscando?
Lucia, perobiendo algo, rompió el silencio con su pregunta. Aitana se sobresaltó visiblemente, pero esta
vez, recuperó la compostura mucho más rápido.
En un instante ocuto sus emociones verdaderas y, con una expresión de resignación cuidadosamente
medida, respondió:
Queria ver si habia alguien sospechoso, alguien que apareciera en las grabaciones y tuviera lagunas de tiempo sin estar en ellas.
Esta linea de pensamiento hizo que Lucia frunciera el ceño.
-¿Crees que podria ser uno de los invitados?
-No lo se. -admitió Altana, sacudiendo la cabeza. Aunque decía no saber, claramente intentaba insinuar algo-. Podria ser un invitado, o cualquier otra persona. Solo no quiero descartar ninguna posibilidad. Valen dijo que no fue ella, pero también se culpó…
-Si solo alguien lo hubiera visto…
Altara compartió su conjetura. Lucia captó la insinuación, observándola fijamente, como tratando de
descifrar un enigma. Después de tanto estuerzo, no lograron descubrir nada. Lucia había estado
dose con Valentina los últimos dias, y el cansancio finalmente la venció, por lo que decidió Text © by N0ve/lDrama.Org.
que era hora de dispersar al grupo,
Cuando Aitana se dirigia a su habitación después de dejar el salón, notó una lista de los empleados contratados para el evento. Frunció el ceño ligeramente.
-¿Todas estas personas estaban aqui?-preguntó al responsable, quien asintió con la cabeza.
Algo llamó la atención de Aitana, quien, alarmada, tomó la lista y pidió al responsable que le enviara una versión de la lista con fotos a su correo electrónico.
Lo primero que hizo al llegar a su habitación fue revisar el correo, examinando uno por uno a los empleados listados. Pero, tras eliminar a varios candidatos, seguía sin encontrar ninguna coincidencia con la persona que buscaba.
-¡Maldición! -exclamó Aitana, conteniendo a duras penas el impulso de lanzar su teléfono contra la pared. Solo en la privacidad de su habitación se permitió expresar toda su frustración.
Estaba a punto de calmarse cuando un llamado desconocido llegó a su teléfono. Al ver los últimos digitos del número, se le cayó el dispositivo de las manos, temblando. El teléfono sono persistentemente. Aitana no se atrevió a contestar.
Afortunadamente, la llamada se cortó sola después de un rato, y el desconocido no volvió a llamar. Sin embargo, esa noche, fue despertada dos veces por el mismo número. Parecia que quien fuera estaba
decidido a atormentarla.
Desesperada, apagó su teléfono, pero aun así, no pudo volver a dormir. La imagen de ese hombre la perseguía, ineludible en su mente.
En el hospital, desde temprano en la mañana, Valentina ya estaba en la habitación.
Santiago la acompañaba, y aunque hubiera momentos en que Valentina y Don Raúl estuvieran a solas, él permanecía cerca, como un guardaespaldas en espera.
En estos días, Valentina había hablado poco, incluso Thiago habla notado algo inusual en ella.
-Nunca imaginé que Doña Mendoza tuviera un afecto tan profundo por Don Raúl. Quien no sepa, podría pensar que Doña Mendoza es la verdadera nieta de Don Raúl.
Thiago miraba a Valentina con un nuevo respeto en sus ojos. Valentina era leal y Santiago había hecho una buena elección. Sin embargo, Thiago no pudo evitar hacer un comentario mordaz:
-¿Y qué pasa con la señorita Aitana de la familia Valenzuela? ¡No la he visto aparecer en estos días! ¿ Dónde estará?
Curioso, Thiago levantó la vista, pero al ver a Santiago frunciendo el ceño, comprendió que había
hablado de más. Inmediatamente, se calló y, con un gesto de cerrar su boca con un cierre, murmuró
algo ininteligible.
-Voy a preparar algo de comer para Doña Mendoza, -y se fue rápidamente.
Santiago, solo frente a la puerta, observaba la figura de Valentina en la habitación, su mirada era profunda. Sabía que Valentina era valiente y leal. Sin embargo, estos dias, Valentina habla dedicado toda su energia a Don Raúl, mostrándose algo distante con él. Santiago se convencia a si mismo que era natural que Valentina estuviera preocupada dado el estado de Don Raúl, pero ocasionalmente, la mirada de Valentina le hacia sospechar algo más.
Santiago habia considerado hablar con ella varias veces, pero siempre se retraia, temiendo perder lo
que tenia.
-Don Mendoza…
La voz era suave, casi como si no quisiera ser escuchada. Pero en la habitación, la figura de Valentinal se tensó por un momento.
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